La esclavitud en la literatura española de los Siglos de Oro

  1. Peña Tristan, María Luisa
Dirigida por:
  1. J. Ignacio Díez Fernández Director/a

Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid

Fecha de defensa: 28 de febrero de 2012

Tribunal:
  1. Manuel Fernández Nieto Presidente/a
  2. Isabel Colón Calderón Secretario/a
  3. Juan Victorio Martínez Vocal
  4. Juan Matas Caballero Vocal
  5. Arturo Martín Vega Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

Si la esclavitud puede definirse como aquel estado durante el cual el hombre pierde su derecho innato e inalienable del libre albedrío y queda bajo el dominio de otro no cabe duda de que en la España de los Siglos de Oro se practicaron no pocas formas de esclavitud diferentes unas de otras y vinculadas a unos derechos que las justificaron y a unas figuras humanas que las sufrieron con el beneplácito de toda la sociedad. Galeotes, cautivos, negros y moros (con sus variantes de moriscos y mulatos) son los nuevos personajes que la literatura tomará de la realidad circundante y que se inspiran en tres tipos sociales con sus clases de esclavitud, ámbitos de procedencia y destinos. Así el galeote tiene como referente al forzado o esclavo del rey cuya esclavitud viene impuesta por “derecho penal” como pago por el delito cometido. Sus orígenes se encuentran en el hampa y sus destinos son cárceles, patíbulos y galeras. El cautivo, por su parte, es el prisionero y su esclavitud queda establecida por “derecho de guerra” como botín que pasa a manos del vencedor. Proviene del mundo de la soldadesca y sus destinos son los baños, galeras y particulares. El negro es el esclavo por antonomasia y su esclavitud se justifica por “derecho natural”, sus orígenes se encuentran en el mundo de la trata y los grandes mercados esclavistas, sus destinos son diversos y varían en función del amo y de los fines con que fue adquirido. Según esto el presente trabajo se divide en cuatro capítulos. En el primero dos espacios cobran protagonismo como espacios esclavistas: el Mediterráneo infestado de piratas, ruta negrera y centro neurálgico donde moros y cristianos ajustan cuentas a puros mandobles, y el interior de la Península con sus numerosos esclavos negros, mulatos, moros, moriscos. El segundo nos lleva al mundo del hampa y de allí a la cárcel sevillana para acabar en las galeras del rey. El tercero nos presenta a toda aquella soldadesca famélica y sedienta de gloria y botín y sus terribles cautiverios en Argel Túnez o Constantinopla. Aquí encontramos al desertor, al aventurero o al renegado. El cuarto se centra en la vida que negros y mulatos, esclavos o libertos, llevan en la Península. Y todo ello dado a través de los ojos de la literatura de la época, una auténtica revelación de la esclavitud que se dio en tiempos de los Austrias, en toda la variedad de sus formas, tipos, denominaciones y justificaciones.