La definición de un modelo de liderazgo en la etapa fundacional de la Guardia Civil
- Martínez Viqueira, Eduardo Isidro
- Emilio de Diego García Zuzendaria
Defentsa unibertsitatea: Universidad Complutense de Madrid
Fecha de defensa: 2018(e)ko azaroa-(a)k 16
- Enrique Martínez Ruiz Presidentea
- Raquel Sánchez García Idazkaria
- Ricardo Martín de la Guardia Kidea
- Luis Eugenio Togores Sánchez Kidea
- José Manuel Cuenca Toribio Kidea
Mota: Tesia
Laburpena
El objeto principal de la tesis es poner de relieve la trascendencia que tuvieron los cuadros de mando de la Guardia Civil para lograr unas señas de identidad propias, desde su creación hasta su definitiva consolidación; así como determinar la relevancia que para ello, tuvieron la rigurosa y acertada selección de los jefes y oficiales, un liderazgo eficaz y la adopción de un estilo de mando absolutamente genuino. La Guardia Civil se creó en España en 1844, tras varios intentos fallidos para constituir una fuerza pública de ámbito nacional que pudiera hacer frente a la grave situación de inseguridad y de falta de autoridad. En aquel momento se daban las condiciones políticas y estructurales más adecuadas para crear la Guardia Civil, tras un largo periodo de guerras y revueltas internas, cuando se intentaba configurar el nuevo Estado Liberal en España, al comienzo de la Década Moderada. También fueron determinantes la certera visión de los gobernantes, que supieron aprovechar aquella oportunidad, y la decisión de poner al frente del proyecto al general Francisco Javier Girón, duque de Ahumada, primer Inspector General del Cuerpo, que con grandes dotes organizadoras, contó con el apoyo del general Ramón María Narváez, Presidente del Consejo de Ministros desde mayo de 1844. La Guardia Civil se organizó de acuerdo con su carácter militar, previsto desde un principio para el régimen estatutario de sus miembros, nutriéndose de personal del Ejército y licenciados. Pero su funcionamiento se basó en un sistema civil-militar de relaciones y dependencias que aportaron al Cuerpo la estabilidad y equilibrio necesarios para su puesta en marcha y su posterior consolidación. Esto facilitó su encaje entre las instituciones del Estado y el arraigo en una población que ansiaba seguridad. Por tanto, la Guardia Civil se convirtió en la fuerza pública necesaria para combatir el bandolerismo, contener posibles revueltas y asegurar la ejecución de las leyes. Pero también fue una herramienta muy eficaz para el Gobierno y el desarrollo de su política liberal, al contribuir a una eficaz integración del territorio, proporcionando seguridad a las vías de comunicación y extendiendo la presencia de la Administración hasta los últimos núcleos de población. La Guardia Civil fue madurando en la realización del servicio y su organización interna, y gracias a la eficacia y prestigio que pronto alcanzó, fue capaz de superar el Bienio Progresista y más tarde, el Sexenio Democrático, hasta lograr su consolidación como cuerpo de seguridad insustituible a la llegada de la Restauración en 1874. Aquel éxito fue fruto de las cualidades humanas y profesionales desplegadas por los guardias civiles, inculcadas y sostenidas por unos cuadros de mando cuidadosamente seleccionados, que ejercieron un control eficaz sobre sus subordinados; unido a una minuciosa regulación interna y los elementos motivadores para generar un auténtico espíritu de cuerpo. Además, en la Guardia Civil se configuró un modelo de carrera sólido y exigente que garantizaba la promoción interna de sus miembros, y un sistema ágil y estable de ascensos que premiaba la excelencia, pero previniendo contra las arbitrariedades. También ofrecía a los oficiales la posibilidad de ocupar destinos de mando efectivo en toda la geografía nacional. En conjunto, la Guardia Civil ofrecía atractivas trayectorias profesionales a quienes pasaban a sus filas. Esta política de personal contribuyó a alumbrar un estilo de mando genuino en la Guardia Civil, que perduró en el tiempo, y que fue clave para consolidar su prestigio. Aquel estilo de mando,consolidado y propio, dio lugar a un modelo de liderazgo institucional basado en los principios de conducta de un liderazgo ético y ejemplar, y transmitiendo un fuerte sentido de pertenencia.Las intervenciones más singulares de jefes y oficiales,o de los cuadros de mando de cada unidad en los acontecimientos históricos con participación destacada de la Guardia Civil,así lo corroboran.