Médicos y medicina en la obra de Gabriel García Márquez
- Fernández de la Gala, Juan Valentín
- Francisco Herrera Rodríguez Director/a
- Juan Rafael Cabrera Afonso Codirector/a
Universidad de defensa: Universidad de Cádiz
Fecha de defensa: 27 de enero de 2016
- Luis Enrique Montiel Llorente Presidente/a
- Nieves Vázquez Recio Secretario/a
- Bertha María Gutiérrez Rodilla Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
Las reflexiones que aquí se recogen, se han elaborado desde, al menos tres niveles de lectura. El primero es el del lector común, que se deja atrapar por una narración embrujada y seductora que sólo la carpintería literaria de un buen escritor como García Márquez es capaz de construir; la segunda lectura, más racional, es la que disfruté una vez se publicaron las primeras biografías del autor, especialmente el primer tomo ─y hasta ahora único─ de sus memorias, Vivir para contarla (2002), la biografía de su gran amigo Plinio Apuleyo Mendoza (El olor de la guayaba, 1982), las de Dasso Saldívar (El viaje a la semilla, 1997) y Juan Luis Cebrián (Retrato de Gabriel García Márquez, 1997) y, sobre todo, la completísima biografía crítica del británico Gerald Martin, aparecida en 2008. El contenido autobiográfico en las obras de Gabriel García Márquez es tan marcado que, una vez aleccionado por los biógrafos, no es fácil recorrer dos párrafos de su narrativa sin tropezarse con escenas, anécdotas y personajes sacados de su propia vida, a veces bajo el disfraz discreto de la ficción, o la aleación alquímica de características de varios personajes reales en uno solo ficticio, pero otras con la desnudez natural más impúdica, que los vuelve perfectamente reconocibles incluso para el lector no avisado. La cita que encabeza estas líneas, escrita en 1998, así lo atestigua: “No hay una sola línea en ninguno de mis libros que no tenga su origen en un hecho real” . Es posible que reconocer las vivencias personales de García Márquez en el espejo de sus propios personajes nos distancie algunos pasos de la ingenuidad inicial y deslumbrada de la primera lectura, pero, lejos de restar un solo punto al goce estético, nos permite disfrutar matices nuevos y sorprendernos de la tramoya magistral que sostiene toda su obra. Por último, el tercer nivel de lectura es el que me he propuesto completar en este ensayo: revisar la obra, ya con cierto ojo malicioso de lector advertido, a través de la lente de la antropología biomédica y la mentalidad clínica. PRINCIPALES CONCLUSIONES: 1) La medicina y la enfermedad están extraordinariamente presentes en toda la obra de ficción de Gabriel García Márquez, ya sea en el desarrollo argumental, el retrato de personajes, en la descripción de patologías, sus diagnósticos de fábula o los de corte realista, o en la referencia tanto a los tratamientos científicos como a los de honda raigambre indígena. 2) La enfermedad constituye para García Márquez un recurso literario deliberadamente buscado, que le permite situar a los personajes en un estatus crítico de desvalimiento, que los muestra en sus debilidades y fortalezas más extremas. Del mismo modo, la enfermedad epidémica permite mostrar males sociales o denunciar situaciones de injusticia estructural, mediante recursos simbólicos. 3) Existe un fuerte paralelismo entre la obra autobiográfica y la obra de ficción de Gabriel García Márquez, que se manifiesta en personajes, lugares y sucesos narrativos, tal como él mismo expresa en la cita que encabeza este trabajo: “No hay una sola línea en ninguno de mis libros que no tenga su origen en un hecho real” . La afirmación se cumple igualmente para los aspectos biomédicos. 4) La construcción literaria de su obra está sólidamente documentada desde el punto de vista histórico-médico. Nuestra tarea más compleja ha consistido en identificar qué personajes médicos relevantes de la ficción novelística cuentan con un refrendo real, cuáles son las coincidencias más fehacientes y cómo se desarrolló la carpintería de esos dramatis personae. 5) Del mismo modo, hemos levantado el perfil biográfico completo de los médicos que inspiraron a García Márquez sus cuatro personajes médicos más emblemáticos: Antonio José Barbosa, Mohammed Tebbal, Henrique de la Vega y el licenciado Juan Méndez Nieto. Cuando existían, se han intentado rellenar las lagunas documentales de sus vidas, aportando datos, documentos e iconografía inédita hasta la fecha. 6) Se demuestra el papel clave que tuvo la farmacia Barbosa de Aracataca en la génesis de Macondo, lo que haría recomendable la recuperación pública del edificio por la municipalidad como farmacia-museo y su incorporación al itinerario turístico macondiano. Especialmente teniendo en cuenta su situación colindante con la Casa Museo García Márquez de Aracataca. 7) Se ha intentado rehabilitar la figura del doctor Barbosa, tratada con tintes excesivamente negros en la ficción, al igual que el papel social que tuvieron los dispensarios y hospitales de la United Fruit Company en la Zona Bananera colombiana. 8) Se han analizado los aspectos forenses e histórico-médicos, por ser estos los que, a nuestro juicio, presentan mejor factura y mayor verismo, revelando un serio trabajo de documentación bibliográfica o de asesoramiento profesional por parte del autor. Crónica de una muerte anunciada inserta, además, un informe de autopsia como recurso narrativo, en cuya elaboración literaria participó el doctor Danilo Bartulín. Por otra parte, se han puesto en evidencia algunos anacronismos históricos e iconográficos y algunas imprecisiones científicas. 9) Se han confeccionado varios índices analíticos que cubren diversos aspectos biomédicos de la obra de ficción de Gabriel García Márquez: personajes médicos, instituciones sanitarias, nosografías, recursos terapéuticos, lexicografía y amistades médicas de Gabo. Los aspectos lexicológicos se completan con un glosario de términos biomédicos elaborado ad hoc. 10) La antinomia ciencia-magia se aborda con criterios de equilibrio e incluso de coexistencia sincrónica. De este modo, las referencias a terapias mágico-religiosas igualan a las que mencionan nombres farmacéuticos comerciales. La obra del escritor colombiano recoge numerosos elementos de las tradiciones terapéuticas andina, antillana, afroamericana y europea-criolla, con marcada preponderancia de las de carácter etnobotánico, algunas de las cuales todavía persisten en numerosas áreas rurales de Colombia, Venezuela, Panamá y las Antillas.