El desembarco de alhucemas. La operación definitiva del colonialismo español en marruecos (1911-1925)

  1. Díez Rioja, Ramón
Dirigida por:
  1. Juan Pro Director/a

Universidad de defensa: Universidad Autónoma de Madrid

Fecha de defensa: 19 de diciembre de 2019

Tribunal:
  1. Susana Sueiro Seoane Presidente/a
  2. Pedro A. Martínez Lillo Secretario/a
  3. María Gajate Bajo Vocal
  4. Fernando Puell de la Villa Vocal
  5. Rocío Velasco de Castro Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

La tesis aborda por primera vez, desde la perspectiva de la historia académica generalista, un acontecimiento histórico decisivo en la historia de España como fue el Desembarco de Alhucemas en 1925; hasta ahora, solo tratado desde el enfoque específico de la historia militar. Más allá de la descripción fáctica de la batalla y sus preparativos —que se ha completado y corregido con datos extraídos de documentos de archivo— de lo que se trataba era de insertar dicho acontecimiento en un contexto de historia política, económica, social, cultural y de relaciones internacionales. En este sentido, la explicación sobre cómo se gestó la decisión de optar por un desembarco a lo largo de los años de la Restauración y la dictadura de Primo de Rivera queda por primera vez razonada en términos de la ciencia histórica actual. La lectura densa de la documentación de archivo —desde una perspectiva crítica—ha permitido ofrecer una intrahistoria del desembarco, construyendo el relato de las diversas ocasiones en las que el plan fue abordado y discutido desde comienzos de la segunda década del siglo XX, hasta que, después del “Desastre de Annual” en 1921 y el golpe de Estado de 1923, la situación político-militar hizo posible poner en práctica el plan, que hasta entonces se había mantenido “en la sombra”. Las principales aportaciones de la tesis tienen que ver con la reiteración de los planes de desembarco; el primero en 1911, antes incluso del establecimiento del protectorado español en marruecos en noviembre de 1912. Algunos de esos planes fueron conocidos, otros no, y de otros se supo muy poco; pero, en general, lo que queda asentado tras esta investigación son los motivos por los que se pensó una operación militar de esa naturaleza y las razones por las que, una y otra vez, el proyecto quedó apartado sin que se hiciera realidad. Hay muchos detalles políticos y militares tanto, en cada uno de los planes no realizados como en el que finalmente se ejecutó en 1925, que salen por primera vez a la luz; y que, en general, dejan entrever que los motivos por los que el control militar efectivo de la parte norte de marruecos; aquella que le había correspondido a España como Protectorado en el “reparto de áfrica”, se retrasó durante 13 años, fueron por un lado, la impopularidad de la guerra y el temor al efecto que pudiera tener sobre un régimen restauracionista cuya legitimidad estaba cuestionada desde julio de 1909, cuando el ejército español de operaciones recibió la lección del Barranco del Lobo y los sucesos que se produjeron en Barcelona relacionados con la Semana Trágica y, por otro lado, las dudas sobre las posibilidades de éxito y la eficacia del ejército y la marina de España frente a unas cabilas rebeldes, refractarias a la injerencia del colonizador. La derrota de abd el-krim y la posterior penetración militar en el territorio no pudo lograrse con los medios convencionales y sin la colaboración efectiva de Francia. “La cuestión de Marruecos”, como se denominó en la época, se convirtió en la cuestión de Alhucemas. Protectorado y desembarco se trocaron en sinónimos desde muy temprano y vertebró la fase de control militar del territorio entre 1909 y 1925. No podemos entender dicha fase del colonialismo español en Marruecos sin tener presente un proyecto de desembarco. Difícilmente podemos encontrar en la historia militar moderna una operación que se mantuviera presente en la mente de los estrategas durante más de catorce años. Un tiempo donde se sucedieron gobiernos, se alternaron los responsables militares en Marruecos, cambiaron las circunstancias internacionales, se modificó el estatus quo rifeño, pero la idea de operar por mar en Alhucemas se mantuvo constante.