Libros y lecturas en la Salamanca de la Edad Moderna

  1. WERUAGA PRIETO, ANGEL
Dirigida por:
  1. Luis Enrique Rodríguez San Pedro Bezares Director

Universidad de defensa: Universidad de Salamanca

Fecha de defensa: 26 de enero de 2007

Tribunal:
  1. Pedro Manuel Cátedra García Presidente
  2. Baltasar Cuart Moner Secretario
  3. Manuel Peña Díaz Vocal
  4. José Luis Sánchez Lora Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 288816 DIALNET

Resumen

Se estudian las lecturas que se daban en Salamanca entre 1600 y 1789 en base a los títulos hallados en los inventarios post-mortem que se han conservado en el Archivo Histórico Provincial salmantino y en los diversos catálogos que en esta época se elaboraron de bibliotecas institucionales. Esto ha permitido trazar por primera vez un retrato fidedigno de las lecturas de la ciudad que albergaba la principal Universidad del mundo hispánico. Los niveles de posesión de libros en la Salamanca moderna solían estar por encima de los de la mayoría de las ciudades de la Monarquía Hispánica (un 22 % para el s. XVII y un 30 % para el XVIII) a causa de su amplia población universitaria. Asimismo, aunque las bibliotecas suelen ser pequeñas, un porcentaje significativo tenían más de 100 libros, aunque pocas alcanzaban los mil volúmenes. Artesanos, profesiones manuales y mujeres eran los grupos socioprofesionales que menos libros tenían. El análisis de los lecturas refuerza la idea de una cultura muy marcada por lo religioso y en donde la literatura tenía poca cabida. En cuanto a la cultura académica, se matizan las afirmaciones de una crisis cultural de la Universidad de Salamanca. Incluso en el XVIII las bibliotecas están bien nutridas, si bien la Ilustración apenas hizo mella en la ciudad, a excepción de algunos personajes. Las bibliotecas institucionales estaban en general bien dotadas. Únicamente la Librería Universitaria no seguía una política definida de adquisición de libros y los sucesivos infortunios que padeció (cambios de emplazamiento, hundimiento del techo, robos...) refuerzan esta sensación. En cambio, la biblioteca del convento dominico de San Esteban mostraba una clara preferencia por las obras teológicas y la del Colegio de los jesuitas era verdaderamente excepcional por la calidad y cantidad de sus fondos, que abarcaban todas las disciplinas del momento.