Bases cuantitativas para evaluar el estado de conservación en el ecosistema forestal cantábrico

  1. Palop Navarro, Elia
Dirigée par:
  1. Mario Quevedo de Anta Directeur/trice
  2. María José Bañuelos Martínez Co-directeur/trice

Université de défendre: Universidad de Oviedo

Fecha de defensa: 07 septembre 2017

Jury:
  1. Daniel García García President
  2. Vicente Rozas Secrétaire
  3. Raúl García Valdés Rapporteur

Type: Thèses

Teseo: 493202 DIALNET

Résumé

Los espacios protegidos son herramientas fundamentales en las estrategias de conservación de la naturaleza. Su eficacia dependerá en gran medida de los objetivos planteados – viabilidad y compatibilidad – y el grado de consecución de dichos objetivos. Evaluar esto último requiere disponer de medidas cuantitativas sobre el estado de conservación de los ecosistemas que contienen. En la presente tesis estudiamos un conjunto de espacios protegidos localizados en la Cordillera Cantábrica, dentro de la ecorregión de bosque mixto cantábrico. Se trata de una zona con una larga historia de uso humano que no solo ha transformado el paisaje predominantemente forestal en un paisaje compuesto por bosques muy fragmentados sino que también ha provocado cambios importantes en su estructura. Además, la superficie de los llamados bosques viejos, caracterizados por una estructura heterogénea, con árboles de múltiples edades y especies y presencia de árboles viejos y abundante madera muerta se ha reducido enormemente. Este tipo de estructura indicaría, en principio, un mejor estado de conservación, por lo que identificar y cuantificar esta estructura permitirá evaluar el estado de conservación de los ecosistemas forestales de manera más objetiva. Paralelamente, cuantificar la estructura del bosque permitirá conocer en mayor profundidad la relación de especies forestales con su hábitat, y evaluar los esquemas de muestreo para determinar la presencia de una especie. En el primer capítulo desarrollamos un marco para evaluar el estado de conservación de los espacios protegidos compuesto por dos índices que reflejan el grado de influencia humana en el paisaje. Los espacios protegidos presentaron una mayor proporción de cobertura vegetal en estados sucesionales avanzados y una menor densidad de infraestructuras de transporte que áreas circundantes. Sin embargo, la gestión dentro de estos espacios protegidos sigue basándose en las actividades supuestamente tradicionales, que tienden a preservar hábitats en estados sucesionales iniciales, menos de un 10% de la superficie de los espacios protegidos presentó una cobertura de vegetación madura. Esta gestión parece estar fomentada por las ayudas agroambientales y favorecida por la existencia de políticas regionales (legislativas) y supranacionales contradictorias (Política Agrícola Común de la Unión Europea y red Natura 2000). En el segundo y tercer capítulo identificamos y cuantificamos estructuras forestales compatibles con las de bosque viejo, combinando datos LiDAR (Light Detection and Ranging) de baja resolución (0.5 puntos·m-2) con datos del cuarto Inventario Forestal Nacional (IFN4). Primero contrastamos variables derivadas de datos LiDAR con variables derivadas del IFN4, ésto mostró la existencia de correlaciones positivas, sobre todo, en alturas máximas y medias del dosel arbóreo, aunque el ajuste varió de forma considerable con el diámetro del árbol inventariado. Después, construimos un modelo predictivo simple a partir de las variables LiDAR relacionadas con la altura del dosel arbóreo que identifica la probabilidad de presencia de bosques con estructuras compatibles con la de bosques viejos, en parcelas del IFN4. Este modelo incorporó, además, una variable sobre la especie arbórea dominante. Finalmente, aplicamos el modelo sobre la superficie forestal de los espacios protegidos, lo que mostró que la superficie de bosque viejo ocupaba menos de ¼ de la superficie forestal protegida. Por último, en el cuarto capítulo, analizamos el hábitat del urogallo cantábrico (Tetrao urogallus cantabricus). Los muestreos de esta especie se vienen realizando en primavera, en áreas históricamente conocidas como zonas de exhibición, donde los machos se reúnen para cortejar a las hembras, sin embargo, el diseño de este muestreo se basó en información previa que puede contener cierto nivel de incertidumbre. Nuestra intención es comprobar si la selección de áreas específicas por parte del urogallo se debe a la presencia de una estructura forestal distintiva, justificando así la continuación del esquema actual de monitoreo, o si por el contrario deberían plantearse nuevos enfoques. La estructura forestal fue similar independientemente de la presencia o no de muestras y de su abundancia. En base a los resultados obtenidos, y teniendo en cuenta el número limitado de áreas analizadas, destacamos la utilidad de los datos LiDAR en el estudio de la estructura para guiar futuros muestreos, sugiriendo una mayor investigación que considere varios aspectos relacionados con la detectabilidad antes de declarar la especie como ausente de un área determinada.