Diplomacia y mecenazgo. España-Génovael embajador Gómez Suárez de Figueroa
- García Ciruelos, Pilar Rebeca
- Rosa López Torrijos Director/a
Universidad de defensa: Universidad de Alcalá
Fecha de defensa: 05 de octubre de 2018
- María José Redondo Cantera Presidenta
- M. Carmen Heredia Moreno Secretario/a
- Consuelo Gómez López Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
Las relaciones entre los Reinos Peninsulares y la República de Génova siempre estuvieron marcadas por su proximidad física y los intereses mutuos en el marco geopolítico, económico y cultural del mar Mediterráneo. En el siglo XVI, la alianza entre estos dos territorios, potenciada por las figuras del emperador Carlos V y de Andrea Doria, reforzó este vínculo y reportó grandes beneficios a dichos estados, afianzando sus posiciones en el marco europeo y mediterráneo. En este contexto en el que surge la figura del embajador Gómez Suárez de Figueroa. Miembro de la familia de los Guzmanes de Guadalajara, cuya formación militar en las guerras de principios de siglo en Italia, y el posicionamiento de su familia, a favor de la recién llegada casa de Habsburgo, le brindaron la posibilidad de un ascenso social que culminó en el ejercicio de su puesto como embajador en Génova. Fue Suárez de Figueroa una persona familiar, religiosa, culta y leal a los monarcas españoles, cuyos intereses siempre defendió tanto en las cuestiones económicas, financieras, políticas y militares, buscando las fórmulas más beneficiosas para la casa de los Habsburgo. Los cuarenta años que vivió en Génova le convirtieron en un testigo excepcional de la evolución política de aquella República, bajo la cual desempeñó su cometido como agente artístico para la corona, siendo este el cuerpo fundamental de esta investigación. La mediación de Suárez de Figueroa para la Casa Real se extendió a todas las disciplinas artísticas, abarcando desde la contratación de ingenieros y escultores, hasta la adquisición de artículos de lujo como tejidos, vidrieras, libros y animales vivos. Todo esto, sin duda, contribuyó al fasto de la corona y a su engrandecimiento, convirtiéndose por ello un modelo a imitar en las demás cortes europeas. Su cargo como diplomático le permitió relacionarse con muchas otras personalidades de su época, con algunos de los cuales entabló verdadera amistad, como en el caso de Luis de Requesens. Estos vínculos fueron aprovechados por algunos de ellos, para engrandecer sus colecciones particulares, como el Cardenal Granvela, o su patrimonio, como Juan de Zúñiga, en el marco del Renacimiento, época en la que se asentaron las bases del coleccionismo y del mecenazgo de una nobleza culta. Por todo ello, podemos concluir que la figura de Gómez Suárez de Figueroa, prácticamente desconocida para la historiografía hispana, fue fundamental en las relaciones artísticas entre España y Génova en el siglo XVI, como agente de algunos miembros de la nobleza y fundamentalmente, de la corona española. Gracias a su determinación y buen hacer, hoy podemos gozar de algunas de las más importantes obras de nuestro patrimonio artístico y cultural.