Mente y materiauna exposición crítica de la filosofía de Bertrand Russell.
- Pérez Jara, Javier
- Francisco Rodríguez Valls Director/a
Universitat de defensa: Universidad de Sevilla
Fecha de defensa: 05 de de juliol de 2012
- Javier Hernández-Pacheco Sanz President/a
- Gemma Inés Vicente Arregui Secretari/ària
- Juan José Padial Benticuaga Vocal
- Alfredo Marcos Martínez Vocal
- Gustavo Bueno Sánchez Vocal
Tipus: Tesi
Resum
A lo largo de las páginas que componen el trabajo que el lector tiene en sus manos, trataré de analizar de un modo cr ítico las piezas que componen el rompecabezas de la filosofía de Bertrand Russell. Cuando se trata de acometer una tarea así, lo primero en lo que se puede reparar es en la gran cantidad de estudios existentes sobre el pensamiento de Russell. Sin embargo, la mayoría de ellos son parciales, centrándose únicamente en un aspecto de su pensamiento; muchas veces incluso imponiendo límites cronológicos muy estrechos, del tipo «la teoría del lenguaje de Russell del año tal al año cual». Una gran cantidad de estos estudios, además, carecen de consideraciones críticas, limitándose a exponer, de un modo más filológico que verdaderamente filosofico, un resumen más o menos atinado de cierta bibliografía primaria y secundaria en torno a Russell. Naturalmente, este tipo de trabajos posee unas grandes ventajas; sin la rigurosidad y valor expositivo de muchos de ellos, el presente estudio sería muy diferente, y, casi con toda seguridad, notablemente peor. D. G. Brown, el autor de un interesante estudio doctoral titulado Bertrand Russell's earlier views on the nature of mind and matter 1911-1919, exponía esto así: La elección de examinar un periodo restringido tiene tanto ventajas como desventajas. Mientras que por una parte disfrutaremos del beneficio de ser capaces de explorar con más profundidad un área limitada, por otra tendremos que incurrir en la pérdida de dejar incompleto el informe del desarrollo de sus ideas. En el presente trabajo he optado por la opción contraria a la de Brown, esforzándome no sólo en tratar de exponer críticamente el armazón principal de la filosofía de Russell, sino además haciéndolo desde el comienzo de su carrera filosófica hasta el final. Quizá alguien podría pensar en la leyenda hindú del elefante y los ciegos (los autores que sólo han estudiado la filosofía del lenguaje o la ética de Russell actuarían, por ejemplo, como el ciego que se aferraba a la trompa del elefante, pensando, sin conocer las otras partes, que era una serpiente). Pero esta analogía sólo tendría sentido hasta cierto punto, porque el elefante de la filosofía de Russell, al contrario que el de la leyenda hindú, va mutando a lo largo del tiempo, aunque conservando ciertas morfologías reconocibles.La elección del título principal de este trabajo, «Mente y materia», viene determinada por varios factores. El principal motivo es que el núcleo de la filosofía de Russell, pese a sus transformaciones a lo largo del tiempo, ha tendido casi siempre a vertebrarse en torno a las ideas de mente y materia. No es que la omnitudo rerum (supuesto que este concepto tenga sentido estricto) se divida para Russell en lo mental (psicológico) y lo material (físico). Más bien se trata de que en las diversas etapas de la filosofía de Russell, aun las que aceptan realidades ni físicas ni psicológicas (como puedan ser las esencias y relaciones matemáticas antes de su conversión al formalismo tautologista de cuño wittgensteniano), las principales ideas directrices para «poner en orden» el espacio ontológico y epistemológico siguen siendo las ideas de mente y materia. Estas ideas son tan importantes en nuestra tradición cultural científica, filosófica y religiosa, significan tanto para interpretar y analizar la obra de Russell, y siguen teniendo en nuestro presente tal valor trascendental, que su empleo como título principal de este trabajo me parece que queda justificado tanto desde un punto de vista filosófico como pedagógico.En efecto, es en torno a las ideas de mente y materia donde se dibujan nada más y nada menos que los debates sobre el idealismo, el materialismo o el espiritualismo. Para adelantar ciertas tesis que manejaré, diré que el par de ideas mente-materia podría asimilarse, a ciertos efectos, con el par de ideas vida-cuerpo para esclarecer los debates en torno al espiritualismo y el materialismo (por supuesto contando con que hay seres vivientes sin actividad mental así como materia física no corpórea). Desde esta perspectiva, el espiritualismo podría redefinirse como el conjunto de doctrinas que admiten, dentro de sus coordenadas, la existencia de vivientes incorpóreos, mientras que el materialismo quedaría fijado como el conjunto de concepciones que defienden el carácter corpóreo de todo viviente, con independencia de si se piensa que la materia se agota ontológicamente en lo físico o no.Hemos comenzado este estudio con una cita de Lewis Carroll, y no en balde, ya que acaso lo que se cuestiona el materialismo, de modo análogo a como hacía Alicia ante la extrañeza de una sonrisa sin gato, es si es posible una vida sin cuerpo. Es decir, el materialista, parafraseando a Alicia, podría decir que ha visto a menudo cuerpos sin vida, pero nunca una vida sin cuerpo. Y no se trata de una cuestión meramente empírica, o de inducción, como pretenden muchos, porque hay cosas que existen, pero no las conocemos (como pudieran ser extraños vivientes corpóreos radicados en galaxias lejanas), cosas que no existen, pero son posibles (como pueda ser un unicornio o incluso una diosa óntica como Afrodita), y cosas que no existen ni pueden existir porque son imposibles (como un decaedro regular o un átomo con un millón de electrones). Russell afrontará en repetidas ocasiones este problema, pero optando por la vía del contingentismo ontológico y siempre teniendo como ideas directrices a las ideas de mente y materia.